Carmen SalvadorTena,(Administradora)

lunes, 17 de febrero de 2014

CASA DE BARCELONA ll



CASA DE BARCELONA EN EL REINO DE ARAGÓN: Ramón Berenguer lV,  
  • El segundo hijo de la condesa Dulce, Ramón Berenguer IV de Barcelona, heredó de su padre los condados de Barcelona, Gerona y Osona en el año 1131.
  • Tres años más tarde, en 1134, murió el rey de Aragón, Alfonso I el Conquistador. Su testamento revolucionó la Cristiandad. Había dejado los Reinos de Aragón y de Pamplona a las ordenes del Santo Sepulcro, el Hospital de San Juan de Jerusalén y el Temple
  • El conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, aprovechando la oferta del nuevo rey de Aragón, Ramiro II, aceptó ejercer la Regencia de Aragón y casarse con la heredera, la princesa Petronila , una niña de dos años.
  •  El conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, aprovechando la oferta del nuevo rey de Aragón, Ramiro II, aceptó ejercer la Regencia de Aragón y casarse con la heredera, la princesa Petronila , una niña de dos años
  •  Para alcanzar su propósito, Ramón Berenguer IV tuvo que reconocer en las capitulaciones matrimoniales que los condados del Rosellón y de Cerdeña pertenecían a los Sancho, dinastía reinante en Aragón
  • Todos los pactos establecidos en las capitulaciones entre el conde de Barcelona y el rey de Aragón son claros, sujetos al derecho de la época y poco interpretables, a pesar de las especulaciones de muchos cronistas, sólo achacables a su ignorancia jurídica
  • 49. Según los mismos, el rey de Aragón era Ramiro II y la única heredera su hija Petronila. El conde Ramón Berenguer IV de Barcelona ejercería la regencia del reino en nombre de su suegro y a la muerte de éste en nombre de su esposaEn aplicación de la ley sálica vigente en Aragón, las mujeres no gobernaban, pero sí transmitían los derechos. Por tanto, Petronila transmitió los derechos reales de su padre, el rey Ramiro, a su hijo, el rey Alfonso II de Aragón
  • . Ramón Berenguer IV sólo tendría derecho a ceñirse la Corona de Aragón en caso de no engendrar sucesor y sobrevivir a la reina PetronilaNo hubo lugar. El conde de Barcelona se casó con la heredera de Aragón en 1150 y tuvieron cinco hijos, de los que cuatro les sobrevivieron
  • . Otro de los temas que se negoció con sumo cuidado fue el correspondiente a las armas e insigniasDado que la ley heráldica aragonesa obligaba a elegir un solo blasón de entre todos los posibles como armas personales, Ramón Berenguer IV eligió las armas de su madre, las barras de oro y gules de los reyes de Arles-Provenza, por ser las más encumbradas que tenían los Ramones de Barcelona
  •  En obediencia a las leyes heráldicas, Ramón Berenguer IV brisó su blasón con la corona condal. Sin embargo, éste no era el Escudo Soberano, rematado con la corona real que su hijo convertiría años más tarde en la Señal Real de los reyes de Aragón. No podía serlo puesto que el Escudo Soberano pertenecía al Dux Cathalaunicum, que era su hermano, Berenguer Ramón II de Provenza
  • Otra de las cuestiones que ha generado controversia es el título de príncipe otorgado a Ramón Berenguer IV de Barcelona por el rey Ramiro II de Aragón.Su denominación exacta era Príncipe de Aragón y fue creado para ser la dignidad ostentada por los consortes de las reinas de Aragón.Nada tenía que ver con la Marca Hispánica ni con el Condado de Barcelona, sobre el que el rey Ramiro II de Aragón no tenía jurisdicción alguna
  • . Dicho título aragonés no convertía a Cataluña en Principado, ni mucho menos Y, desde luego, a nadie se le ocurrió entonces denominar Principado a los Condados de la Marca Hispánica Entre otras cosas porque habría molestado muchísimo al rey de Francia, de quien eran vasallos, y al resto de administradores condales, exactamente igual de condes que Ramón Berenguer IV
Ocupación de Tortosa, Lérida y FragaRamón Berenguer IV y sus mesnadas, como príncipe de Aragón, ayudados por naves genovesas y por algunos caballeros occitanos, emprenden en junio de 1148 el asedio de Tortosa hasta lograr su capitulación (30 dic.). Con la capital se entregaron todas las poblaciones de su entorno comercial; la zona conquistada -el Bajo Ebro- tenía una fuerte personalidad que llevó a organizarla como un territorio independiente: el marquesado de Tortosa.
 El cerco de Lérida se inicia en septiembre de 1149, y la ciudad se entrega el 24 de octubre, el mismo día que lo hacía Fraga. Días después se procedió a la restauración episcopal, trasladándose la sede desde Roda-Barbastro. Los fueros de la ciudad se concedieron en 1150, conjuntamente por Ramón Berenguer y por Ermengol de Urgell; el distrito conquistado se enmarcó en un territorio con jurisdicción propia: el marquesado de Lérida.
Conquistadas Tortosa, Lérida y Fraga quedaba expedita la vía para la ocupación de las tierras turolenses del Bajo Aragón, máxime porque la debilidad de los almorávides era ya manifiesta, y no podían contener ni el empuje de los cristianos, ni tampoco, al sur, la presión de los almohades. Entre los años 1149 y 1157 se fueron ocupando, sin apenas lucha, y colonizando lugares como Huesa del Común (1154), Monforte de Moyuela (1157), Híjar, Albalate del Arzobispo y, sobre todo Alcañiz, repoblada en aquél mismo año a fuero de Zaragoza. A Alcañiz, que pasará más adelante a manos de la Orden de Calatrava, se le concederán -como era habitual en la frontera- unos términos jurisdiccionales muy amplios que venían a abarcar la práctica totalidad del Bajo Aragón..
 Alfonso II (1162-1196)  completará la conquista y ocupación de la mayor parte de las tierras turolenses. Así desde 1163 prosigue la ofensiva aragonesa en la margen derecha del valle del Ebro (cuencas de los ríos Martín, Guadalope y Matarraña), ganándose entre los años 1166 y 1169 los lugares de Caspe, Fayón, Fabara, Maella Calaceite, La Fresneda, Valderrobres, Rafales, Monroyo, Peñarroya, Calanda, Castellote, Aguaviva, Aliaga y Cantavieja. Paralelamente se fueron ocupando en torno a 1168 otra serie de poblaciones en la desembocadura del Ebro (Orto, Paúls, Benet, etc.), a las que se les concedió los fueros de Zaragoza.
En 1169 se tomarán las tierras de Gúdar, Monteagudo del Castillo y Teruel.
 De esta forma, quedará perfilado el reino aragonés cuya extensión venía a coincidir-con ligeros retoques e incorporaciones en los reinados de Pedro II y de Jaime I- con las fronteras del Aragón actual.

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