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Una vez
extendidos sobre el cañizo hay que facilitar que a la fruta le de a lo
largo del día el sol (no hace falta que todo el día, pero sí una parte) y
que también reciba corriente de aire, lo que garantizará su secado. Los
dejaremos allí dos días.
Transcurrido
ese tiempo, cogeremos la pieza de fruta, que habrá empezado a resecarse
y comenzaremos a pelarla haciendo trozos similares a los que se forman
cuando pelamos el melocotón. Eso son los orejones, que volveremos a
dejar a secar sobre el cañizo el tiempo que sea necesario. A veces son
suficientes dos semanas, en otras ocasiones hacen falta más días, porque
dependerá de la temperatura, de la humedad del aire, etc.
El
resultado ha de ser similar al que tenemos en la imagen inferior, unas
piezas alargadas de fruta seca, que tendrá un sabor que si bien nos
recordará al melocotón, aportará un poco más de dulzor y, sobre todo,
más calorías, ya que, hay que recordar que el melocotón es una de las frutas que menos calorías tiene.
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jueves, 11 de diciembre de 2014
PAN DE HIGOS Y OREJONES DE MELOCOTÓN
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