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TERUEL Y EL TORO
EN tiempos en los que el toro y los "juegos con toros" están enjuiciadas como elementos non gratos y la corriente antitaurina parece imponerse, miro el escudo de Teruel en el que su emblema es un toro con una estrella, es el animal más emblemático de la ciudad y en todo su centro urbano se eleva "el torico", un pequeño toro sobre una alta columna, que a veces da lugar a comentarios jocosos.
El vínculo de Teruel y el toro, tiene un origen de leyenda, pero con una raíz histórica, puesto que hay abundantes monedas pre-romanas en las que aparece el toro y la estrella en excavaciones arqueológicas en la ciudad.
Se fue conformando Teruel a partir de 1171, por iniciativa del rey Alfonso II.
Pero Teruel no surgió de la nada: existía desde antiguo y, desde luego, en época
islámica, aunque probablemente, como evidencian las excavaciones arqueológicas,
no era una población sino un lugar fortificado.
Fue a partir de la toma de Valencia por los
almohades, en el año citado de 1171, cuando Alfonso II de Aragón tomó la
decisión de convertir aquel enclave en una villa bien poblada y defendida, y
para conseguirlo la dotó de un fuero especial, uno tan completo y ventajoso que
hiciera atractivo a las gentes aquel lugar extremo de frontera: es el famoso
Fuero de Teruel, concedido el 1 de octubre de aquel año.
En algún momento la ciudad sintió la necesidad de envolver sus orígenes en aura
de leyenda, y así cuenta con un relato muy popular que narra su fundación.
Cuenta que acampadas las huestes de Alfonso II en el cerro que hoy ocupa Teruel,
hubo de marcharse el rey urgentemente a otro lugar del reino; los caballeros que
iban con él le sugirieron la conveniencia de fundar en el lugar donde se
hallaban una villa para reforzar la frontera y él accedió antes de marchar. Pero
los señores que habían de encargarse de realizar aquella nueva fundación dudaron
sobre la elección del emplazamiento más adecuado… Finalmente decidieron que
escogerían aquel que la Providencia les marcara con alguna señal. Y aquella
señal no tardaría en llegar. Las tropas moras de los contornos les prepararon
una emboscada, enviando hacia donde estaban una enorme manada de toros con las
astas encendidas. Los cristianos no solo acabaron con aquella amenaza, sino que
dispersaron a los soldados enemigos, adueñándose de la margen izquierda del río
Guadalaviar. Y fue entonces cuando vieron, en un alto, a uno de los toros con
una luz entre las astas; quizá fuera un resto de la pez o las ramas ardientes
que le hubieran colocado, pero parecía una estrella…
Esa fue la señal que los caballeros cristianos
interpretaron como un guiño de la Providencia que les indicaba el lugar donde
había de estar Teruel. Y ese fue, por tanto, el lugar elegido. Por eso es por lo
que hasta hoy el toro se identifica con Teruel en muchos de sus símbolos:
destacadamente, en el escudo, en la bandera y en el monumento que se alza en la
plaza que constituye el centro de la ciudad, el famoso Torico.
http://identidadaragonesa.wordpress.com/2012/07/15/teruel-el-toro-y-la-estrella/
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