IBERISMO ARAGONÉS. AZAILA
El Cabezo de Alcalá, ubicado al norte de la provincia de Teruel, en el valle del río Aguasvivas, es uno de los yacimientos arqueológicos más relevantes de Aragón para conocer la historia de los pueblos prerromanos y del fenómeno de la romanización en Hispania.
En su entorno más próximo se puede relacionar el Cabezo de Alcalá con otros yacimientos arqueológicos de la Comarca como el Cerro de la Bovina en Vinaceite, el Castillejo de la Romana en la Puebla de Híjar y el Pueyo en Belchite.
El Cabezo de Alcalá, ubicado al norte de la provincia de Teruel, en el valle del río Aguasvivas, es uno de los yacimientos arqueológicos más relevantes de Aragón para conocer la historia de los pueblos prerromanos y del fenómeno de la romanización en Hispania.
En su entorno más próximo se puede relacionar el Cabezo de Alcalá con otros yacimientos arqueológicos de la Comarca como el Cerro de la Bovina en Vinaceite, el Castillejo de la Romana en la Puebla de Híjar y el Pueyo en Belchite.
El Cabezo de Alcalá sirve como prototipo y modelo de vida de una ciudad Ibérica del Valle Medio del Ebro, población que fue tempranamente romanizada, adoptando sus habitantes con entusiasmo las costumbres de este pueblo, pero sin perder sus raíces, idioma, artesanía, etc.
Este yacimiento constituye uno de los principales restos arqueológicos descubiertos en España a finales del siglo XIX por D. Pablo Gil y Gil, y posteriormente investigado por conocidos investigadores como D. Joan Cabré, D. Antonio Beltrán y en excavaciones recientes por D. Miguel Beltrán y D. Manuel Pellicer.( socio de esta Casa)
Gracias a los estudios realizados por estos investigadores se ha llegado a determinar que la ciudad tiene su origen en el siglo IX antes de Cristo, en la llamada Edad del Bronce Final, y su declive llegó durante las Guerras Civiles romanas, entre los años 80 y 76 antes de Cristo.
Esta urbe (posiblemente Sedeisken) tuvo una importancia capital en el territorio de los Sedetanos, pueblo Ibérico que englobó otras localidades del Valle Medio del Ebro como Alaun (Alagón), Damainu, Lakine e Ildukoite.
La arqueología ha constatado que la ciudad del Cabezo de Alcalá tuvo un trágico final, al terminar sus días arrasada, tras un feroz ataque por el ejército pompeyano, el cual, tras rellenar el foso que defendía la ciudad, y utilizando poderosas máquinas de asalto, derribó su muralla y permitió la entrada de las fuerzas sitiadoras que destruyeron la población partidaria de Sertorio.
Este importante yacimiento, catalogado como Bien de Interés Cultural, es imprescindible para el conocimiento de la historia de los pueblos prerromanos y del fenómeno de la Romanización en Hispania.
Los visitantes pueden evocar recorriendo sus calles, edificaciones y murallas su esplendoroso pasado actualmente revivido dos milenios depués.
http://www.azaila.es/centro.html
Este yacimiento constituye uno de los principales restos arqueológicos descubiertos en España a finales del siglo XIX por D. Pablo Gil y Gil, y posteriormente investigado por conocidos investigadores como D. Joan Cabré, D. Antonio Beltrán y en excavaciones recientes por D. Miguel Beltrán y D. Manuel Pellicer.( socio de esta Casa)
Gracias a los estudios realizados por estos investigadores se ha llegado a determinar que la ciudad tiene su origen en el siglo IX antes de Cristo, en la llamada Edad del Bronce Final, y su declive llegó durante las Guerras Civiles romanas, entre los años 80 y 76 antes de Cristo.
Esta urbe (posiblemente Sedeisken) tuvo una importancia capital en el territorio de los Sedetanos, pueblo Ibérico que englobó otras localidades del Valle Medio del Ebro como Alaun (Alagón), Damainu, Lakine e Ildukoite.
La arqueología ha constatado que la ciudad del Cabezo de Alcalá tuvo un trágico final, al terminar sus días arrasada, tras un feroz ataque por el ejército pompeyano, el cual, tras rellenar el foso que defendía la ciudad, y utilizando poderosas máquinas de asalto, derribó su muralla y permitió la entrada de las fuerzas sitiadoras que destruyeron la población partidaria de Sertorio.
Este importante yacimiento, catalogado como Bien de Interés Cultural, es imprescindible para el conocimiento de la historia de los pueblos prerromanos y del fenómeno de la Romanización en Hispania.
Los visitantes pueden evocar recorriendo sus calles, edificaciones y murallas su esplendoroso pasado actualmente revivido dos milenios depués.
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Toro de bronce de Azaila. Museo Arqueológico Nacional. Madrid |
Toro de Azaila
Figura de toro en actitud de ir a embestir y que podría representar el culto al toro como símbolo de la fuerza fecundadora de la naturaleza.
Está bien modelado y posee características que recuerdan a la escultura ibérica antigua en piedra, como las profundas incisiones para marcar los pliegues del cuello.La figura fue encontrada en lo que constituiría un “santuario de entrada”. Éstos eran santuarios urbanos que en las poblaciones ibéricas estaban dedicados a divinidades relacionadas con los rituales de paso, la fecundidad y la protección del territorio. En este caso, el toro representa la fuerza fecundadora de la naturaleza, necesaria para la supervivencia y la prosperidad.
Algún autor considera la figura de cronología más moderna y como el remate de una enseña romana, opinión que no aceptan la mayoría de los estudiosos.
Dimensiones
Altura = 15,5 cm; Longitud = 21 cm; Anchura máxima = 5,9 cm
Técnica
Fundición
Fundición
Materia
Bronce
Bronce
200 a.c. - 101 a.c.
Contexto cultural
Ibérico
Ibérico
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