Regionalismo
Concepción ideológica por la que, aun aceptando la existencia de una
comunidad política superior cristalizada en la nación, se pretende la defensa
específica de una parte de ésta que se distingue por su homogeneidad en lo
físico y cultural, los propósitos regionalistas más esenciales son:
- La adecuación de la acción estatal a las necesidades locales;
-un mayor acercamiento de los ciudadanos a la gestión del Estado;
- la supervivencia y promoción de las costumbres propias; y, en las
regiones atrasadas, la consecución de una justa redistribución de la renta
nacional que mejore sus condiciones económicas y sociales.
Para conseguir estos objetivos, a diferencia de lo postulado por el
nacionalismo periférico, los regionalistas no cuestionan la unidad nacional,
pero sí propugnan la descentralización de forma que se adapte la actividad de
los poderes públicos a las condiciones concretas de las distintas zonas.
La aparición de los regionalismos y de los nacionalismos (se diferencian en la radicalidad de sus
posiciones) es uno de los hechos más característicos del período de la
Restauración y, con el tiempo, uno de los fenómenos más importantes del
siglo SXX español.
Los nacionalismos periféricos surgen
a finales del siglo XIX en la Restauración, como reacción a los profundos
cambios que estaba viviendo España (políticos, económicos y sociales). En
un principio domina el carácter cultural, posteriormente se impone el carácter
político. El gran desarrollo nacionalista era indicativo de un problema que
adquirió gran importancia en estos años: la
identidad de España, especialmente después de la crisis del 98.
Estos nacionalismos y regionalismos van a surgir en la antigua corona de
Aragón, en los territorios forales y en regiones rurales menos desarrolladas
como Andalucía y Galicia. Los movimientos nacionalistas catalanes y vascos
fueron los más importantes, precisamente las zonas más desarrolladas y más
independientes económicamente.
En
Aragón no se dan movimientos
nacionalistas, pero no escapa al regionalismo propio de la época, que
cristalizó en el regeneracionismo
liderado por Joaquín Costa y el arte en la arquitectura y
la pintura, especialmente representada entre otros por Juan José Gárate
(Albalate del Arzobispo 1870-1939) y
Marín Bagués (Leciñena 1879-1961) .
El regionalismo NO debe confundirse ni mucho menos con el baturrismo,
la representación de tipos, costumbres, arquitectura…tradicionales propia de
una sociedad pre-industrial, no significa que la sociedad del S. XlX se hubiera
“congelado” en el tiempo, puesto que la burguesía industrial y los movimientos
obreros eran el motor de la economía y las mentalidades de la época y el
regeneracionismo de la Restauración reclamaba como la voz en el desierto :
“Despensa y Escuela”
Andalucía,
Aragón, Castilla, reclaman un proteccionismo del Estado de sus industrias
harineras, alcoholeras y azucareras; La CNT y el anarquismo se instala en el
campo aragonés y Andaluz y el arte vuelve sus ojos a la idealización de un
mundo que desaparece,( García Ramos, Gonzalo Bilbao o Anibal González y su
arquitectura regionalista) en tanto que el nacionalismo catalán muestra su
burguesía y pone sus ojos en París. ( Rusiñol, Casas, Anglada Camarasa o
Picaso) y en el modernismo.
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