Ignacio Monserrat nos mandó esta reflexión sobre el tema :
DE ARAGÓN Y DE LO QUE REPRESENTA SER ARAGONÉS
Hace unos días, una amiga me lanzó esta pregunta : ¿qué es ser
aragonés?, ¿nos sentimos aragoneses?
Yo no se si estas cuestiones se referían al tema de actualidad de la
territoralidad, o ese del derecho a decidir, de lo propio y de lo ajeno y de
todas esas zarandajas que hoy están en candelero.
Reflejar en unas cuantas líneas el concepto de lo aragonés o el de
sentirse de Aragón, puede ser muy farragoso o muy fácil, podría ser muy
clarificador o enfrentar a muchos de nosotros que tenemos al respecto distintas
opiniones, cosa que viene ya ocurriendo desde hace ya algunos años.
Yo se lo que puede ocurrir y que algunos de vosotros que me leáis u
oigáis podáis decir muchas más cosas que yo y que difieran en todo lo que digo.
A todos vosotros (ustedes), les quiero decir, que esta es una opinión muy
personal e individual y que lo que en estas letras escribo no tiene ninguna
entidad sociológica.
Al margen de la idea romántica y que idealiza una serie de conceptos,
tales como: “rasmia”, franqueza, bravura, nobleza, … adjetivos más propios
de individuos, que de una colectividad y
de otros tópicos, como el del “Pilar”, símbolo de lo religioso y el del baturro con “cachirulo y faja, símbolos del
cazurrismo pueblerino y costumbrista, podemos decir que existen otros puntos de
vista diferentes a esos que ya hemos anotado de un tipo de vida tradicional, ya
en vías de extinción.
Según el profesor de Sociología de la Universidad de
Zaragoza, Pablo García Ruiz, que nos dice que está convencido que no hay una
respuesta única, que hay muchas formas y modos de ser aragonés, que hoy podemos
decir que se está en un proceso en el que la identidad aragonesa se está
desdibujando, ya que ha cambiado el nivel de identidad.
Podríamos decir que uno de los condicionamientos es la inmigración, no
solo a esa inmigración foránea, procedente del extranjero, sino también a ese
cúmulo de gentes procedentes de todos los lugares de España, que con otras
culturas, otras lenguas y formas expresivas, otras formas de comportarse, … nos
obligan a redefinir y determinar dicho concepto y tomarlo con respecto a otras
referencias, algo así como verlo como algo diferente a ser catalán, andaluz,
madrileño, …
Para explicar la razón o el aspecto de la definición de un colectivo
como podía ser el de “ser aragonés”, podríamos hacer notar estos aspectos:
- Los
condicionamientos del medio natural que rodea al aragonés
- Las
características de la geografía humana de Aragón y del aragonés
- El
sentimiento aragonés
- La
constitución y evolución del medio político a través del tiempo
- La
construcción del paisaje cultural aragonés
- La
transformación de las estructuras sociales, de la cultura, de la economía
de Aragón
- La
pertenencia a una generación
A nuestra tierra aragonesa hay que estudiarla desde un punto de vista
científico y no, como se ha hecho hasta ahora , que no ha pasado de hacerlo
desde la perspectiva histórica y una percepción folclórica. Por ello, vamos a
hacer un análisis de los puntos que hemos hecho notar anteriormente.
En cuanto a los condicionamientos del medio natural que rodea al
aragonés podemos decir lo siguiente:
Quizás el punto de partida para aclararlo sea el de la raigambre
geográfica y el de la generación a la que se pertenece.
A veces para evocar el de la raigambre geográfica, basta con saber
mirar. ¿No es el territorio un testimonio directo? ¿Y lo que los habitantes de
ese territorio (creaciones artísticas y literarias; aldeas, pueblos y ciudades;
particularidades culturales y lingüísticas; …) han hecho, no forman parte de su
identidad?
CONDICIONAMIENTOS DEL MEDIO NATURAL QUE RODEA AL ARAGONÉS
Ese inmenso pedazo de terreno abarcado por sierras, cadenas montañosas
y picos que quiebran el terreno; esa tierra de inmensas llanuras de tierra
reseca y pedregosa y polvorienta; ese río que cruza el territorio de parte a
parte y que algunas veces actúa como frontera y que separa llanuras, somontanos
vados y desfiladeros; ese territorio de veranos ardientes e inviernos gélidos y
ventosos; ese territorio de primaveras cortas y otoños casi permanentes; ese
territorio de aldeas, pueblos, villas y ciudades viejas que nos permiten
rememorar la vida de nuestros antepasados como testimonios de piedra.
El aragonés de antiguo, se veía dominado por el espacio, el territorio
y el paisaje, que se le imponía como una realidad difícilmente superable.
Entonces, los cambios que se producían eran mínimos y lo único que de podía
asegurar de una forma fehaciente era que iba a llevar una vida tranquila y
pacífica, ensombrecida de vez en cuando por la llegada de invasiones militares
o bandoleras. Aún así los pueblos permanecían inalterables, ya que las
comunicaciones eran casi imposibles y solo se realizaban en un ámbito muy
cercano (como mucho los viajes se hacían dentro de la comarca).
Algo muy propio del Aragón eterno y que era propio de su estructura
geográfica, es decir: muchas e intrincadas sierras, altas e infranqueables
montañas, regiones aisladas e ignotas, ríos difícilmente vadeables y menos
infranqueables y navegables. El ritmo de movimientos de la población aragonesa
era norte-sur y de oeste a este y por tanto el ritmo y el movimiento aragonés
se desplaza hacia el oriente mediterráneo. Estas comunicaciones difíciles y
lentas, hacían que los pueblos vivieran hasta hace poco casi aislados y que su
economía se resintiera de tal forma que únicamente tendía hacia el intercambio
de la producción local entre la ciudad o el pueblo y su campo comarcano y al
consumo propio de las mercaderías que se producían “in situ”.
Le era más fácil a un catalán vender sus productos en Asturias, que en
Aragón; también es conocido que el carbón asturiano, llegase antes a Francia
que al interior de la
Península. ¿No es esto una de las causas de la escasez de
industrias en el interior de la España interior y por ende la existencia de la
mayoría de las industrias en la España costera?
Por lo tanto, la escasez y la dificultad de las comunicaciones en
Aragón, hacían aún más inmenso el territorio. Si además a esto añadimos la baja
densidad de población del territorio aragonés, hacía que el contacto se hiciera
aún más difícil. Y esto ocurrió hasta bien entrado el siglo XX. Cabe recordar
aquí un artículo periodístico de Mariano José de Larra, referido al hecho del
cambio de diligencias describiéndolo con estas palabras:
“Hace pocos años si le ocurría a Ud. hacer un viaje, empresa que se
acometía entonces solo por motivos muy poderosos, era forzoso recorrer todo
Madrid, preguntando de posada en posada por medios de transporte … No se
concebía como un hombre podía apartarse de un punto en un solo día más de seis
o siete leguas … En los coches solo viajaban los poderosos; la galera era el
carruaje de la clase acomodada; viajaban en ella los empleados que mudaban
de vara; los carromatos y las acémilas estaban reservados a las mujeres de
los militares, a los estudiantes, a los predicadores cuyo convento no les
proporcionaba mula propia. Las demás gentes no viajaban y como ya hemos dicho,
“”semejantes los hombres a los troncos, allí donde nacían, allí morían”
Este fragmento de Larra, escrito en 1838, nos da una idea del
aislamiento de los pueblos en el siglo XIX, antes de la llegada del
ferrocarril, el automóvil, el avión y los medios de transporte de los que
disponemos actualmente.
El espacio, ese inmenso espacio de la España del Renacimiento, cuando lo habitual era
recorrerla a pie o como mucho a “paso de mula” y había que medirlo en unos términos
coloquiales en días (mejor dicho), en jornadas y lo que se contaba era lo que
se tardaba en recorrer una distancia en días … Casi treinta días en ir de
Roncesvalles a Santiago de Compostela …
El único que viajaba relativamente rápido, era el Correo del Rey, quien
cabalgando al relevo y cambiando de cabalgadura, podía recorrer casi 100 kilómetros
diarios. Los demás viajeros (comerciantes, soldados, estudiantes, frailes,
funcionarios, …), lo hacían poco a poco y solo por necesidad imperiosa, fuera
por causa de su oficio y profesión, por espíritu religioso o afán de aventura,
mientras que el resto de la población, que era la mayoría, permanecía en su
terruño casi toda su vida, un espacio que les cercaba y les acorralaba. En
suma, no viajaba, salvo en ocasiones muy contadas y como ya hemos dicho “ al
igual que los troncos de los árboles, allí donde nacían, allí morían”.
LAS CARACTERÍSTICAS DE LA
GEOGRAFÍA HUMANA DE ARAGÓN Y DE LOS
ARAGONESES
Para que comprendamos la serie de inhibiciones que se han producido y
se producen en Aragón, no hay nada más que ir a la fuerza abrumadora de los
números.
En el siglo XV, la
Corona de Castilla contaba cerca de 350.000 kilómetros
cuadrados, mientras que la
Corona de Aragón no llegaba a 110.000 kilómetros
cuadrados, sumando los tres reinos de Aragón, Cataluña, Valencia y las islas Baleares;
eso sí, sin contar con su dominio sobre Cerdeña y Sicilia,m que aún contando
con cerca de 50.000
kilómetros cuadrados, no tenían la misma importancia que
los dominios hispanos de la
Corona de Aragón.
Actualmente la extensión por comunidades autónomas, con el porcentaje
con respecto a España es el siguiente (ver cuadro)
Lista de comunidades autónomas
de España ordenadas por superficie.
Lugar
|
Nombre
|
Superficie (km²)
|
Porcentaje
|
01
|
94.225
|
18,6%
|
|
02
|
87.598
|
17,3%
|
|
03
|
79.462
|
15,7%
|
|
04
|
47.720
|
9,4%
|
|
05
|
41.635
|
8,2%
|
|
06
|
32.113
|
6,3%
|
|
07
|
29.574
|
5,8%
|
|
08
|
23.255
|
4,6%
|
|
09
|
11.313
|
2,2%
|
|
10
|
10.604
|
2,1%
|
|
11
|
10.390
|
2,05%
|
|
12
|
8.028
|
1,59%
|
|
13
|
7.447
|
1,47%
|
|
14
|
7.235
|
1,43%
|
|
15
|
5.321
|
1,05%
|
|
16
|
5.045
|
0,997%
|
|
17
|
4.992
|
0,987%
|
|
-
|
19
|
0,0038%
|
|
-
|
13
|
0,0026%
|
|
TOTAL
|
506.019
|
100%
|
Es decir, que Aragón ocupa el cuarto puesto en extensión y el 9,4 % de la extensión de España.
Podríamos decir, que su importancia podía ser mayor. Pero ahora vayamos a la
población de las comunidades autónomas, su porcentaje y densidad, respecto a
España.
Lugar
|
Nombre
|
Población
|
Porcentaje
|
Densidad
hab./km²
|
01.º
|
8.449.985
|
17,88%
|
96,46
|
|
02.º
|
7.570.908
|
16,02%
|
235,76
|
|
03.º
|
6.498.560
|
13,75%
|
809,49
|
|
04.º
|
5.129.266
|
10,85%
|
220,57
|
|
05.º
|
2.781.498
|
5,88%
|
94,05
|
|
06.º
|
2.546.078
|
5,39%
|
27,02
|
|
07.º
|
2.193.093
|
4,64%
|
303,12
|
|
08.º
|
2.121.888
|
4,49%
|
26,70
|
|
09.º
|
2.118.344
|
4,48%
|
284,46
|
|
10.º
|
1.474.449
|
3,12%
|
130,33
|
|
11.º
|
1.349.467
|
2,86%
|
28,28
|
|
12.º
|
1.119.439
|
2,37%
|
224,25
|
|
13.º
|
1.108.130
|
2,34%
|
26,62
|
|
14.º
|
1.077.360
|
2,28%
|
101,60
|
|
15.º
|
644.566
|
1,36%
|
62,04
|
|
16.º
|
593.861
|
1,26%
|
111,61
|
|
17.º
|
323.609
|
0,68%
|
64,14
|
|
18.º
|
84.018
|
0,18%
|
4.422
|
|
19.º
|
80.802
|
0,17%
|
6.215,54
|
|
TOTAL
|
47.265.321
|
100%
|
93,41
|
Aquí, bajamos al puesto decimoprimero y en
cuanto a densidad de población, mientras que en densidad bajamos al puesto
decimocuarto. Por todo ello podemos preguntarnos : ¿cuál es la razón de la poca
importancia de Aragón con respecto al resto de España?
Aragón, siempre ha estado en desproporción
poblacional en respecto a Castilla y el resto de la península. Ya en el año
1.492, Alonso de Quintanilla en su cómputo general, establecía para la Corona de Castilla, sin
contar el Reino de Granada, una cifra de 1.500.000 fuegos. Si establecemos como
canon de medida que 1 fuego = 4 personas, nos daría para la corona castellana
una población de 6.000.000 habitantes; en Vizcaya nos daba unos 15.000 fuegos (
60.000 habitantes); en Guipúzcoa y Álava 10.000 fuegos cada una (40.000
habitantes); Navarra, unos 30.000 fuegos ( 120.000 habitantes); Cataluña, unos
55.000 fuegos (220.000 habitantes) y Aragón, unos 51.000 fuegos (205.000
habitantes), cifra que seguramente superaría holgadamente Valencia. Estas
cifras apuntadas en número aproximado, nos permiten asegurar la despoblación aragonesa durante su
existencia.
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