Entendemos por Corona de Aragón al conjunto de hombres y tierras -de
extensión variable según las épocas- que estuvieron bajo la jurisdicción del
monarca aragonés. Su origen está en los esponsales celebrados en Barbastro
(agosto de 1137), entre Petronila, hija de Ramiro II, y Ramón Berenguer IV,
conde de Barcelona. Desde entonces, y merced a su posterior unión matrimonial
(Lérida, 1150), se perfila en los estados orientales peninsulares una unidad de
dominio político que tan importante papel iba a tener en la Historia peninsular y en
el contexto del mundo occidental: la
Corona de Aragón, cuyo primer titular va a ser el primogénito
de ambos cónyuges, Alfonso II (1162-1196), rey de Aragón y conde de Barcelona.
EL PACTISMO es el gran legado
político que la Corona de Aragón aporta a la Historia de España. Si la Grecia antigua es la cuna
de la democracía y Roma de la
República , la
Corona de Aragón es la cuna del PACTISMO
Cada uno de los variados
territorios que conformarán la
Corona , que en un momento determinado aglutinará a distintos
reinos, ducados, marquesados, condados y señoríos, eran «estados» soberanos y
tendrán, por tanto, una trayectoria política independiente (distinta moneda,
cortes y gobiernos privativos, derecho peculiar, etc.), aunque permanecerán
unidos dinásticamente en la figura del rey aragonés que, desde 1162, lo será
también de la casa condal barcelonesa.
La preeminencia protocolaria de
Aragón, reino que dará nombre a la
Corona , en modo alguno llevó aparejada la preeminencia
política o económica, ejercida frecuentemente por otros estados de la propia
Corona. Su existencia institucional durará, tras distintas vicisitudes, hasta
comienzos del s. XVIII, aunque el cénit lo alcanzará en las centurias
bajomedievales.
La monarquía, cabeza y centro indiscutible del sistema, velaba por
mantener el equilibrio del conjunto y de cada una de las piezas, lo que dio
lugar durante los casi dos siglos que se mantuvo con pleno vigor a que, con
cierta audacia y enormes muestras de sentido común y pragmatismo, se
introdujeran novedades para mantener estable un sistema de gobierno compartido
entre el rey y las fuerzas sociales, integradas por elementos de los grupos
tradicionales de la nobleza y el clero junto con los representantes de la
sociedad surgida del desarrollo urbano y las actividades mercantiles o
artesanales.
Instituciones
La paulatina
construcción de un entramado
institucional se produjo a dos niveles:
- global de la
Corona que favorecía la cohesión general en torno al monarca,
- particular para los
territorios, desplegado de manera que giraba alrededor de las instituciones representativas
(Cortes y Diputación) surgidas para dotar de personalidad y autonomía,
A lo que hay que añadir
el mantenimiento de códigos legales :
Fueros de Aragón,
“Usatges” en Cataluña,
“Furs” en Valencia.
. Lenguas ( latín catalán y aragonés), monedas, pesos
y medidas propios,
.fijación de fronteras económicas y territoriales en el interior
y, en definitiva, el nacimiento de movimientos de tipo “nacional”, sin necesidad
de romper la cohesión y unidad que definía la Corona
La gestión por tanto de este
estado plural, no fue por tanto fácil, ni siempre pacífico, con grandes
diferencias territoriales, económicas, culturales, sociales y religiosas ya no
entre territorios sino dentro de cada uno de ellos. Los monarcas aragoneses no
podían dictar leyes para TODOS sus territorios, sino que debían hacerlo para
cada uno de ellos
No hay comentarios:
Publicar un comentario