El nacimiento del Monte Perdido
Otra de las leyendas en torno al nacimiento del Monte Perdido es aquella que cuenta que existía en los pirineos un ermitaño muy alto que prefería vivir alejado de la sociedad, por ello la gente le tenía un profundo temor. Un buen día, un cazador orgulloso decidió ir a cazarlo y darle muerte. Lo mató y cuando volvió al pueblo fue a contarlo a sus vecinos y en el preciso instante que daba la noticia cayó un rayo sobre él. Tras esto, de entre las nubes, apareció un monte, era el alma del ermitaño, y se llamó Monte Perdido.
Otra interpretación de la formación de la mítica montaña dice que acudió un pobre mendigo a un pastor montañés y le pidió algo de comida. El pastor, duro de corazón, le reprochó que él también tenía hambre. El mendigo insistió y el pastor le dio la espalda, así que el mendigo le dijo “Te perderás por avaricioso, y allí dónde te pierdas saldrá un gran monte, inmenso, tan grande como tu falta de caridad”. Y dicen que se nubló el cielo, se espantaron todas las ovejas y el perro, lo perdió todo y él se convirtió en el monte perdido.
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